Tengo un saquito de palabras escondido y
un librito blanco con un lápiz colorado, para escribir tu cuento y el mío, ese que
tenemos entre las nubes guardado. Tengo una playa desierta en la que
construiré una casa de conchas y sal, hecha para que brille en la noche con
fuerza, por si te deja la suerte y no ves tu
camino si la luna se va.
Tengo, por si te quedas sin salida, una
ventana escondida con un atardecer a la orilla del mar y un vestido de encaje blanco hecho a
medida, para lucir a mi vera tu sonrisa bendita. Tengo un jardín verde en el que contar
estrellas de noche y de día, y tengo un reloj con las horas en
bancarrota para tener todo el tiempo del mundo para
volver a volverte loca.
Tengo el mapa del tesoro y las aventuras
de Marco Polo. Tengo el oro de mil galeones españoles,
la plata de mil ríos de plata y las alforjas llenas de ganas de ti. Tengo un palacio de oriente esperando para
llevarte a vivir, por si tú quieres y te acuerdas de mí.
Guardo, por si vuelven las caricias debajo
de la mantita peliculera, un beso en la reserva y no lo echaré a la
hoguera por fría que sea la espera. Guardo un trocito de tu sonrisa en un
pañuelito que huele a azahar, al igual que las cuerdas de mi guitarra y
mi disfraz de carnaval, todo en mi cofre lo guardo, por si quieres que cantemos de nuevo otro
pasodoble en el sofá de mi piso de abajo.
Tengo muchas cosas, pero lo que no tengo es una jaula en la
que atarte, sino que te doy mis alas para que seas libre de irte o
volver si algún día quieres quedarte.
Quemando Cartas: Por si
te acuerdas de mí.
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