jueves, 18 de septiembre de 2014

Por si te acuerdas de mí



Tengo un saquito de palabras escondido y un librito blanco con un lápiz colorado, para escribir tu cuento y el mío, ese que tenemos entre las nubes guardado. Tengo una playa desierta en la que construiré una casa de conchas y sal, hecha para que brille en la noche con fuerza, por si te deja la suerte y no ves tu camino si la luna se va.

Tengo, por si te quedas sin salida, una ventana escondida con un atardecer a la orilla del mar y un vestido de encaje blanco hecho a medida, para lucir a mi vera tu sonrisa bendita. Tengo un jardín verde en el que contar estrellas de noche y de día, y tengo un reloj con las horas en bancarrota para tener todo el tiempo del mundo para volver a volverte loca.

Tengo el mapa del tesoro y las aventuras de Marco Polo. Tengo el oro de mil galeones españoles, la plata de mil ríos de plata y las alforjas llenas de ganas de ti. Tengo un palacio de oriente esperando para llevarte a vivir, por si tú quieres y te acuerdas de mí.

Guardo, por si vuelven las caricias debajo de la mantita peliculera, un beso en la reserva y no lo echaré a la hoguera por fría que sea la espera. Guardo un trocito de tu sonrisa en un pañuelito que huele a azahar, al igual que las cuerdas de mi guitarra y mi disfraz de carnaval, todo en mi cofre lo guardo, por si quieres que cantemos de nuevo otro pasodoble en el sofá de mi piso de abajo.

Tengo muchas cosas, pero lo que no tengo es una jaula en la que atarte, sino que te doy mis alas para que seas libre de irte o volver si algún día quieres quedarte.


Quemando Cartas: Por si te acuerdas de mí. 

sábado, 6 de septiembre de 2014


Conversaciones con Cupido


-¿La amas? -Me preguntó ansioso.
-No lo sé.- Le contesté con sinceridad.
¿Cómo se ama a una persona? ¿Cómo y cuándo sabes si amas a una persona? ¿Es amarla tenerla presente todos los días, pensar en ella? ¿Es el contacto continuo de dos personas? ¿Acaso se puede amar en la distancia, en la ignorancia?...No amigo mío, eso no te lo puedo contestar.

Sólo te diré que he amado cada una de sus sonrisas y cada uno de sus besos. Cara rincón infinito que era su cuello y el olor que nacía de su piel. Cada abrazo que le daba cuando no se lo esperaba, cada grito que me daba en las discusiones y cada caricia que entre los espacios perdidos de su ropa le robaba. Cada lágrima que rodó por su mejilla y cada susurro que nos dimos. Cada duda y cada incertidumbre.

Sólo te diré que he amado la forma en la que se recogía el pelo, las conversaciones hasta la madrugada y cada lunar de su piel, cada maldita palabra que ha salido de su boca, desde la más dura hasta la más tierna. Que he amado sus despertares y sus sueños, las salidas y las entradas, las penas y las alegrías…

Sólo te diré que he amado cada día que llegaba a casa, cada viaje que hicimos y cada mañana que despertamos juntos. Cada noche que en una cama nos escondíamos del mundo, cada noche que en la calle éramos los reyes del mundo.

¿Y tú me preguntas, tú querido amigo, si la he querido, si la he amado? Pues permíteme que te diga que no lo sé y que nunca lo sabré, porque quizás no la he amado nunca en todo este tiempo, quizás sólo he amado lo que éramos ella y yo cuando estábamos juntos.
              
                                                                          Quemando Cartas: Conversaciones con Cupido.