lunes, 16 de enero de 2012

Mi barquita

Arena fría de terciopelo es la guía que me llevan por los senderos de mi miedo.

Sin quererlo y deseándolo a raudales, no son dos remos los que llevan a esta barquita, mas bien la promesa de las olas bañadas por el viento de levante, que llevan cada una besos de verdades, besos de mentiras, besos de inseguridades.

Juego, yo tengo un juego vestido en flor que florece cada noche a la luz de la luna y se marchita cada mañana cuando sale el sol. Que me refleja como un espejo lo que soy y lo que valgo, que me susurra al oído como una amante despechada: “no eres mas que lo que has querido, eso que dejaste escapar, eso que perdiste y que no has tenido”.

Solté las amarras de mi barquita para llegar hasta la orilla de aquella Isla, el lugar perfecto donde guardar mi tesoro. Y me prometí que ninguna ola tumbaría mi deseo, que ninguna ráfaga se llevaría mi velamen al viento pues mi destino estaba en aquella barquita y en mi sueño de marinero. Luché a barlovento y arrié a sotavento y en mi mente solo estaba el destino de mis caricias de hielo y pisar sus playas de fuego.

Atraqué de madrugada, entre el rumor de las olas muertas en tierra y el rubor de mi cara al ver tu belleza. Deseé morir entre tus vistas rizadas por el mar, tu aroma de playa marinera y me juré guardar mi tesoro entre tus brazos de arena fina y tu sonrisa caletera… pero el miedo, el maldito miedo volvió a tripular mi barca: “y si mi tesoro no está a salvo aquí, lo perdería, otra vez lo perdería, otra vez no”.

El miedo soltó las amarras que una a una clavé en tu orilla y cada una se llevó una lágrima y mientras mi barquita mas se alejaba de tu playa mi tesoro mas se marchitaba. El reluciente oro y la cálida plata, ya no son mas que el latón y el hierro del bichero de mi barca, ya no hay tesoro, mas que el recuerdo de tus caricias de arena fría y mis pies temblorosos pisando tu orilla.

Cada noche me despierta la misma pesadilla y la misma frase: “no eres mas que lo que has querido, eso que dejaste escapar, eso que perdiste y que no has tenido”. Y me asomo a la ventana para mirarte y decirte que fue el miedo, por proteger mi tesoro el maldito miedo tripuló mi barquita, soltó mis amarras y al final por protegerlo perdí mi tesoro, el sueño, mi Isla y mi vida.

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