sábado, 27 de agosto de 2011

Rohayhú

Las palabras se las lleva el viento.

Hace ya algunos años hablaba con un amigo sobre las promesas, los siempre-estaremos-juntos y los te-quiero. Era infalible, puedes o te pueden prometer la Luna, pero siempre son sonidos que se reproducen por el aire en busca de tus sentidos.

-Al final la frase acaba sin tener ningún sentido, la gente lo dice como el Buenos días o el hasta luego. De esta manera ¿qué gracia tiene decirlo? ¿Qué diferencia hay con otras palabras? Ya no tiene su significado original, ya son dos palabras que no dicen nada.

Las palabras se las lleva el viento, eso es tan cierto como que el amor sino se cuida, dura meses y al final ambas premisas se unen en la simbiosis: “¿pero si me dijiste que me querías?”

Cuánto valen unas palabras que no dicen nada …

Le acaricias la espalda, bajas hasta la cintura donde coqueteas de izquierda a derecha con tus dedos esperando como por arte de magia, que aparezcan esos bellos erizados por el juego. Recorres sus piernas, recorres tu deseo, te acercas sigiloso para estar más cerca de ella, para sentir el calor que anida en todo su cuerpo. Los dedos dejan paso a las manos queriendo abarcar lo máximo que puedo y sin darme cuenta acabo recorriendo de nuevo su cuerpo pero con mis labios, con mis besos, desde abajo, muy abajo hasta llegar a su cuello y besarlo y acercarme a su oreja para decirle … te quiero. No puedo, las palabras se las lleva el viento, mejor si se escriben, podrán formar parte del momento.

Cuando una persona que significa mucho para ti te regala palabras de cariño, de complicidad o de amor, lo que te hace especial no es escuchar esas palabras, es saber que para una persona significas algo y eso puede darte alas tan grandes como para mover montañas. El continente de esas muestras de amor no son lo importante, lo que luego duele cuando se acaba todo no es el sonido de un tardío o prematuro te quiero, sino el eco que germinó dentro de nosotros.

Las palabras se las lleva el viento, como los pétalos de una rosa, pero al final siempre te quedará el tallo con sus espinas, para que recuerdes que las palabras se pueden perder en la memoria, pero la marca en nuestro interior perdura.

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