lunes, 1 de agosto de 2011

Te encontré

Esta noche no veo luces en el cielo. Tan sólo veo tu recuerdo …
Hace años imaginé que un día nuestras vidas volverían a cruzarse. Qué quieres que te diga, siempre fui una persona optimista o quizás quise decir soñadora.
A lo largo de la vida las cosas que vivimos nos moldean, un día puedes estar en la cima del mundo y al día siguiente ya no eres más que la sombra que arrojan tus zapatos. Lo entiendo perfectamente, a mí la vida me enseñó algunas cosas.
Ahora tengo más cicatrices, tanto de las que se ven como de las que no, alguna arruga y cana que otra y la experiencia de que no sólo el que bien te quiere te hará llorar.
Por el contrario tengo menos vergüenza, y la testarudez y la ilusión del que sueña las perdí el día en que tuve que besarte para despedirme, al igual que la esperanza, que murió el mismo día en que empuñé un arma.
Como ves las personas evolucionan, para bien o para mal, pero no he cambiado. Me siguen gustando las mismas cosas, sigo escuchando la misma música, los lugares que un día me dieron alas para irme de este mundo lo siguen haciendo, las personas a las que un día quise y me quisieron las sigo queriendo, estén o no estén.
Un día me prometí y te prometí que te volvería a ver y que te arrancaría de los brazos de cualquiera que te tuviera, que te haría mía cada mañana llevándote el desayuno a la cama y cada madrugada con las caricias que le robase al rocío del alba. Que no te dejaría marchar por nada de este mundo, ni por mi vida, ni por mi oficio, ni por mis metas, pues durante el tiempo que estuve lejos realicé todo lo que me propuse, pero nunca tuve una noche para contarte lo que conseguía día tras día y al final un sabor agridulce inundaba mi cama mientras me daban besos de alquiler que sin mesura mi pena pagaba, buscando en cada rostro tu cara.
Estás igual que te recordaba, incluso más delgada, pero eso no te quita ni un ápice de esa belleza que radiabas. El pelo lo tienes más corto, ahora pareces esa presentadora de la tele que tanto te gustaba, y con ese vestido me viene a la memoria la noche que nos despedimos en la estación, la misma ropa suave y ligera que marcaba cada una de tus curvas.
Ahora que te encuentro permíteme decirte que he pensado en ti tanto como días hemos estado separados, que pese a la promesa de hacerte mía cuando volviese, cuando fuese un hombre, hoy tengo que dejarte ir, porque a donde vas no puedo acompañarte, porque aunque luché para estar a tu lado lo antes posible, el cielo se adelantó a mí.
"No hay mas vacío que el que te produce la pérdida de lo que no supiste conservar."

2 comentarios:

  1. hay recuerdos y sobre todo pequeños instantes que brillan incluso mucho más que algunos años de nuestra vida
    pero siempre van a estar ahí, dándonos luz..

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  2. Los recuerdos están ahí por su tamaño e importancia. Como bien dices, no recordaremos ni años ni décadas, sino caricias y sonrisas que duraron muchísimo menos.

    Muchas gracias por tu comentario kristel

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